viernes, 12 de julio de 2013

Ana Belen: Sonrisa que Deslumbra

Ana Belen en La Casa de Bernarda Alba

Por primera vez tuve un acercamiento a Ana Belén cuando era muy pequeña. Vi una película española en la que ella era Adela en el filme de La Casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca por Mario Camus. Para mí fue impresionante porque de todos los personajes dentro de la pieza Adela no me gustaba, prefería por encima de ella al personaje de Martirio o a la Poncia. Para mi deleite, esta otra dimensión de Adela me fascinó y fue entonces que dije: “¿¡Pero y esta actriz quién es!? ¡Que mirar profundo y sonrisa deslumbrante!” La respuesta inmediata fue Ana Belén. Quede impresionada y ese nombre daba vueltas en mi cabeza pero a fin de cuentas era una niña y todo acabó ahí.


Johanna Ferran dirigiendonos foto de Adyel Amat
Comencé a estudiar teatro con grandes artistas de Puerto Rico y volví a ver una puesta de La Casa de Bernarda Alba en un montaje de Johanna Ferrán. Desde el primer momento en el que mi madre me regalo el libro para una navidad, vi la película pero sobre todas las cosas me estudie a Lorca yo sabía que quería hacer teatro. No importaba como fuera, pero tenía que subirme a un escenario y tenía que hacer La Casa de Bernarda Alba. ¡Y así fue! Tenía yo más o menos 15 años cuando por fin pude hacerla dirigida por Johanna Ferrán. La emoción era tanta que no me cabía por dentro. Durante los ensayos escuchaba la música que nos acercaba más a Lorca (eran sus poemas musicalizados), era una música única, una voz impresionante. No sabía quién era, solo sabía que todos detrás de las patas del escenario tarareábamos La tarara,  Los cuatro muleros y el Zorongo Gitano. Una noche salimos muy tarde del teatro y Johanna me llevó a mi casa.  No pude bajarme de su guagua sin preguntar de quien era la voz que sonaba en esa música que nos dejaba anonadados y que la escuchamos para el trabajo de mesa. Ella se detuvo y contestó: “Dorcas es  Ana Belén.” Esa fue mi gran sorpresa. Una sonrisa inmediata se formó en mis labios, me despedí  y baje de la guagua. No hice más que llegar a mi casa, salude a todos los que me esperaban despiertos y  me encerré en mi cuarto a seguir estudiando mi personaje. No resistí la tentación y enseguida de terminar (porque hay que tener disciplina actoral ante todo), encendí la computadora y busque todo sobre Ana Belén. Esa noche vi cantidad de videos, entrevistas, canciones y en fin, vi otra puerta hacia el arte que amaba representar sobre un escenario. Un arte con un conocimiento más extenso y con una verdadera libertad.
Ana Belen en concierto
A partir de ese momento se abrió otro mundo y el horizonte ya no tenía fin. Las ideas comenzaron a surgir, comencé a escribir teatro para la comunidad y a dirigir. Hoy por hoy una mirada intensa y una sonrisa deslumbrante (que vi de muy niña, y hoy con 19 años) y con muchos cómplices a mi alrededor he aprendido que siempre ser diferente es lo que vale y al final del camino esos amigos leales siempre estarán para apoyarte en tus locuras y proyectos. Yo solo tengo una certeza, me moriré haciendo teatro y dando mi vida por y para el arte.
Presentacion de Cajon de Caoba para quien escribo y dirijo en la parte teatral.
 
 Dorcas Figueroa

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