En alguna ocasión
me dijeron que padecía de HISPANOFILIA. Tal vez parece que añoro cosas que no
he visto en mi tierra, pero aun así mi corazón palpita por el simple hecho de ver
la transformación más grande que puede tener un país. Rápidamente me transporte
a la escuela superior donde estudie a Antonio S. Pedreira, en especial en un
ensayo que se llama: Intermezzo, Una Nave al Garete, dentro de su obra ensayística
llamada Insularismo. La primera vez que lo leí pensé en que este hombre comprendía
lo que había dentro de mi cabeza y me dispuse a buscar su biografía y donde lo podía
encontrar. Para mi sorpresa estaba muerto.
Fue triste saberlo, pero más triste es saber que no hemos cambiado nada,
que somos una nave al garete que no posee ni timón y tampoco timonel que lo
dirija hacia un punto fijo.
Hoy por hoy
tenemos los adelantos más grandes que pueden existir y la gente se vuelve más
desprendida y más torpe e insensible (por no decirle ineptos o brutos).
Pedreira decía: “…si es verdad que tenemos más escuelas y mas centrales y mas
oficios y más de todo, no es menos verdad que también hemos aumentado
fabulosamente el número de quiebras, de suicidas, de locos, de criminales, de
tuberculosos, de fraudes, de peones y en general de infelices”.
A mí solo
me queda trabajar por alcanzar la primavera que no ha llegado aun, porque
estamos en un invierno perpetuo que quiere apagar cada llama avivada de
conocimiento y de sensibilidad que aún queda y mientras esa personas quedemos
no solo en este pedacito de tierra sino en el mundo entero no naufragaremos del todo
como piensan los conformistas que tampoco hacen nada por cambiarlo.
Dorcas Figueroa
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