sábado, 20 de julio de 2013

No es el tiempo, son las Mentes


Cada vez que observo a mi alrededor me doy cuenta que el tiempo se ha detenido, que los días pasan, las horas vuelan y los minutos se van mas rápido (el tiempo no da para nada). Pero evidentemente el tiempo si se ha detenido. En mi desconcierto me senté en la plaza y volví a observar a mí alrededor. Frente a mi quedaba la iglesia que tenía sus puertas abiertas y estaba vacía. Entré. Solo había dos mujeres de unos 40 a 50 años aproximadamente, con rosarios y abanicos de mano. Las observe durante 15 minutos hasta que una de ellas salió. La otra me miró. Salí de la iglesia y me senté nuevamente donde estaba y seguí observando a mi alrededor. Me fije en los viejitos que jugaban domino, en una adicta que tenía un libro y una pareja joven que no hacía más que exhibir su amor de una manera muy atrevida.
La señora salió de la iglesia y se acercó a donde mí y me preguntó si estaba atravesando por algún problema. Le dije que no. Evidentemente yo no tenía un problema. Ella me miró fijamente y me dijo que sabía lo que estaba pensando. “Estas pensando que el tiempo se ha paralizado, pero no es así, el tiempo sigue corriendo lo que no corre son las mentes de las personas”. Sacó de su cartera un álbum pequeño de fotos y me mostró como era antes la plaza y como ella disfrutaba junto con sus hijos allí. Era increíble el cambio. Le pregunte por sus hijos (los de la foto). Ella contestó: “Es una pena que ya no estén aquí, se han ido al extranjero porque no se hallan en su tierra”. Fue una terrible respuesta: “Ojala y vuelvan porque si seguimos como vamos, se nos van a ir todos los profesionales y personas cultas”. Ella sonrió y dijo que estaba segura de que sus hijos regresarían porque se les inculcó de muy pequeños el amor a su tierra (que es lo que ahora nos falta). A mí solo me resta decir que yo amo mi patria. Y me hace feliz saber que no somos tan pocos los que pensamos que vale la pena tener un hogar libre.
Dorcas Figueroa

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