martes, 9 de julio de 2013

Despertar

Anoche curiosamente llegaron a mi casa dos jóvenes de no más de 17 años aproximadamente pidiéndome ayuda para completar un examen para completar el cuarto año. Era de la historia de mi país.  Yo me entusiasme muchísimo, pero luego pensé: “   Claro, lo hacen por obligación”. ¿Por qué no leer los libros que proveen toda esa información? ¿Por qué no empaparse (con tantos adelantos que existen) de una historia fundamental para la formación de criterios? Les hice esas preguntas luego de pensarlo. Su respuesta fue sencilla: “En mi casa no hay esas herramientas, no tenemos libros y por eso venimos a tu casa. Claro que si no nos quiere contestar el examen entendemos, pero si nos prestarás lo libros para poder contestarlo.” Opte obviamente por la segunda opción (no era mi trabajo, ni obligación contestar un examen sin que ellas sacaran nada de el). Paso una hora, una hora y media. Se hacía cada vez más tarde y no acababan de leer, yo les hice un chocolate caliente, la noche iba para largo pero afortunadamente eran vecinas. Luego de que comenzaron a contestar se envolvieron en una conversación interesantemente partidista, pero al mismo tiempo vacía. Eran el reflejo de la mentalidad actual de la sociedad de nuestro país. Me pidieron el favor de corregirlo y de esa manera me incorporaron en la conversación. Yo entonces con mucho gusto acepté porque ya habían pasado el trabajo necesario de leer (que a mi opinión no debería de ser un trabajo sino un placer). Cuando comencé a hablarles del trasfondo histórico de sucesos anteriores a las respuestas de su examen vieron un poco de luz y comenzaron a sentar cabeza.  Comenzaron las grandes interrogantes y ya dejé de hablar yo. Ahora hablábamos todas de acuerdo a las concepciones individuales.
 
Tocamos los temas desde la Revolución Atlántica, la Guerra Hispanoamérica, la Invasión Norteamericana, el Desarrollo de los  Partidos Políticos, La Gran Depresión, el Estado Libre Asociado, las Deudas presupuestarias del país, entre otros…. La última pregunta del examen decía: ¿Crees que todos los sucesos de las respuestas anteriores se reflejan hoy en día? La joven de quien era el examen (porque la otra era su amiguita quien la estaba ayudando) me dijo que ya estaba preparada para contestar esa última pregunta. Su repuesta fue la siguiente: “Todos los sucesos pasados se reflejan en nuestro diario vivir y la gente parece que no le importa o no quieren sentar cabeza".  Me fascinó su repuesta corta y precisa, de la cual no me enorgullezco, porque me gustaría que la realidad fuera diferente.  Pero lo que me maravilló fue el hecho de ver que al sembrar un poquito de curiosidad, esa joven miró su historia desde una perspectiva crítica y no solamente como una repetición continúa de una fusión de razas de donde parte nuestra confusión como dice Antonio S. Pedreira.
 
Hoy tenemos otra cita.
Dorcas Figueroa

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