domingo, 21 de julio de 2013

Extraditados: La Caja de Historias


Historias muchas tenemos para contar. Yo cuento la mía día a día porque no escribo por escribir, sino que  solo escribo lo que creo saber sentir. Aunque si es cierto que no soy la única con vivencias extraordinarias, no es menos verdad que todo obrero del arte ve la vida de una manera diferente. Se aprende en el camino a mirar con los ojos del corazón.
Subió el telón y un viernes sobre el escenario con dos guitaras, un par congas, un piano y dos micrófonos se llenó de magia aquel lugar. La fusión de las artes era maravillosa: poesía, música y teatro. No sé porque (o tal vez si lo sé), pero en mi cabeza solo tenía aquella música que sonaba tan magistralmente la cual decía: “…Hay un millón de locos orbitando, músicos en peligro de extinción, los poetas, los poetas delirando. Hay un mundo esperando, ¿y qué esperas tu?”. Solo me acordaba de esa parte de la canción (en un principio, porque ya me la se completa) y la repetía constantemente. Conviviendo un poco más con los integrantes de la banda ya me supo más el porqué su música me contagiaba. Era evidente, somos todos jóvenes dedicados al arte. 
Todas las canciones tenían un toque especial, eran vivencias y experiencias reales de sentimientos y situaciones que al escucharlas cobraban otro sentido. Ya no era simplemente las letras de Omar Quiñones vocalizadas por Lydiana Santiago y tocadas por la banda, ya eran las canciones que el público cantaba. Todos tenemos una historia que contar. Muchas veces la guardamos en una caja y la escondemos en el rincón más lejano que podemos encontrar, ignorando que las historias se hicieron para contar y también para cantar.
 
 
Dorcas Figueroa
 

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