domingo, 21 de julio de 2013

Vivo Actuando

Bodas de Sangre, Fotografia: Adyel Amat
Direccion: Johanna Ferran
¡Vivo actuando!, esa es mi realidad. Durante todos estos años he crecido con el deseo ferviente de ver que las personas tomen en serio y visualicen mas allá lo que es el arte, valorizándolo tanto que logren captar su verdadera esencia.
               

Cuando me trepo al escenario me dan nervios. Tuve un maestro que me enseno muchísimo y entre todo me dijo que sentir nervios era importante porque significaba que estaba enfocada en hacer las cosas bien. “El día que los dejes de sentir, asústate, porque ya te da lo mismo”. Una vez estoy allí, sube el telón y se prende las luces todo cambia. Comienza la función. La magia surge y el espectador se envuelve. Ya no están sentados en un teatro, ahora están en el lugar de la representación y lo mejor de todo es que son cautivados por el arte.  Son las letras, la literatura, la música, la danza, el circo, la pintura, pero sobre todo el teatro, las cosas que hacen que la vida valga la pena. Todas ellas logran capturar un instante y plasmarlo de tal forma que cautive el entendimiento llevándolo así en la memoria para toda la vida, porque al final, eso es lo único que nos queda: el conocimiento y la memoria.
La Casa de Bernarda Alba
Yo si volviera a nacer, volvería hacer lo mismo sin pensarlo dos veces.
Dorcas Figueroa

Extraditados: La Caja de Historias


Historias muchas tenemos para contar. Yo cuento la mía día a día porque no escribo por escribir, sino que  solo escribo lo que creo saber sentir. Aunque si es cierto que no soy la única con vivencias extraordinarias, no es menos verdad que todo obrero del arte ve la vida de una manera diferente. Se aprende en el camino a mirar con los ojos del corazón.
Subió el telón y un viernes sobre el escenario con dos guitaras, un par congas, un piano y dos micrófonos se llenó de magia aquel lugar. La fusión de las artes era maravillosa: poesía, música y teatro. No sé porque (o tal vez si lo sé), pero en mi cabeza solo tenía aquella música que sonaba tan magistralmente la cual decía: “…Hay un millón de locos orbitando, músicos en peligro de extinción, los poetas, los poetas delirando. Hay un mundo esperando, ¿y qué esperas tu?”. Solo me acordaba de esa parte de la canción (en un principio, porque ya me la se completa) y la repetía constantemente. Conviviendo un poco más con los integrantes de la banda ya me supo más el porqué su música me contagiaba. Era evidente, somos todos jóvenes dedicados al arte. 
Todas las canciones tenían un toque especial, eran vivencias y experiencias reales de sentimientos y situaciones que al escucharlas cobraban otro sentido. Ya no era simplemente las letras de Omar Quiñones vocalizadas por Lydiana Santiago y tocadas por la banda, ya eran las canciones que el público cantaba. Todos tenemos una historia que contar. Muchas veces la guardamos en una caja y la escondemos en el rincón más lejano que podemos encontrar, ignorando que las historias se hicieron para contar y también para cantar.
 
 
Dorcas Figueroa
 

sábado, 20 de julio de 2013

No es el tiempo, son las Mentes


Cada vez que observo a mi alrededor me doy cuenta que el tiempo se ha detenido, que los días pasan, las horas vuelan y los minutos se van mas rápido (el tiempo no da para nada). Pero evidentemente el tiempo si se ha detenido. En mi desconcierto me senté en la plaza y volví a observar a mí alrededor. Frente a mi quedaba la iglesia que tenía sus puertas abiertas y estaba vacía. Entré. Solo había dos mujeres de unos 40 a 50 años aproximadamente, con rosarios y abanicos de mano. Las observe durante 15 minutos hasta que una de ellas salió. La otra me miró. Salí de la iglesia y me senté nuevamente donde estaba y seguí observando a mi alrededor. Me fije en los viejitos que jugaban domino, en una adicta que tenía un libro y una pareja joven que no hacía más que exhibir su amor de una manera muy atrevida.
La señora salió de la iglesia y se acercó a donde mí y me preguntó si estaba atravesando por algún problema. Le dije que no. Evidentemente yo no tenía un problema. Ella me miró fijamente y me dijo que sabía lo que estaba pensando. “Estas pensando que el tiempo se ha paralizado, pero no es así, el tiempo sigue corriendo lo que no corre son las mentes de las personas”. Sacó de su cartera un álbum pequeño de fotos y me mostró como era antes la plaza y como ella disfrutaba junto con sus hijos allí. Era increíble el cambio. Le pregunte por sus hijos (los de la foto). Ella contestó: “Es una pena que ya no estén aquí, se han ido al extranjero porque no se hallan en su tierra”. Fue una terrible respuesta: “Ojala y vuelvan porque si seguimos como vamos, se nos van a ir todos los profesionales y personas cultas”. Ella sonrió y dijo que estaba segura de que sus hijos regresarían porque se les inculcó de muy pequeños el amor a su tierra (que es lo que ahora nos falta). A mí solo me resta decir que yo amo mi patria. Y me hace feliz saber que no somos tan pocos los que pensamos que vale la pena tener un hogar libre.
Dorcas Figueroa

martes, 16 de julio de 2013

Aquellos niños

Esta tarde me reencontré con un gran amigo de la infancia. Nos dimos cita en el mismo parque donde nos llevaban cuando niños y en el cual se convirtió a lo largo del tiempo en nuestro refugio y por supuesto en el  lugar de planificaciones cuando se nos ocurría cualquier locura. Paseaba por el parque para matar un poco el tiempo. Estaba nerviosa, como hace mucho no lo veía no sabía qué mentalidad me podría encontrar luego de cuatro años. Pasó el tiempo y el reloj marcó la hora del encuentro. Muy puntualmente se encontraba sentado en el mismo banco donde se sentaban nuestras madres para velarnos. Me entusiasme muchísimo (no lo puedo negar). Llegue hasta el banco y le tapé los ojos, una sonrisa movió sus cachetes y tomó mis manos. Nos dimos un abrazo el cual estaba lleno de experiencias y vivencias nuevas muy distintas a nuestros juegos de niños. Platicamos aproximadamente cuatro horas, y parecía que solamente habían pasado dos. El tiempo se había detenido.
 
Mientras conversábamos una mujer nos interrumpió, para decirnos que con la mentalidad que teníamos, nos meteríamos en muchos problemas. Muy en su sentir expresó que se compadecía de jóvenes como nosotros. Nosotros nos miramos y nos sonreímos muy disimuladamente. Luego de que estuvo regaño tras regaño (porque eso parecía), le preguntamos como ella procedería en nuestro caso. Su respuesta fue: “Eso no se los contesto porque ya no soy joven. Solamente no naden en contra de la corriente, a fin de cuentas se cansaran y terminaran flotando si no es que se ahogan antes por necios”. Ya sus palabras eran mayores, entonces la invitamos a sentarse. Ella no aceptó.  Decía que no iba a perder su tiempo tratando de convencernos. Se fue. Nos miramos nuevamente y fue el momento preciso para hacernos una gran promesa. No importando lo que fuera ni las vicisitudes que se nos presenten, no podíamos terminar de ninguna manera como esa mujer. Su mirar era cansado y sus pasos lentos. Comprendimos algo: empezó una lucha que jamás terminó, se ahogó en el camino y ya solo quedaba su cuerpo moribundo flotando sobre un mar de conformismo que ya no la dejaba alentarse ni alentar a otros.
 
Una cosa si descubrí aquella tarde (casi noche), mi amigo seguía siendo el mismo cómplice que me dijo de pequeño que tendría una casa llena de libros. No sé cuando lo vuelva a ver. Solo sé que hay una promesa y espero no ver el reflejo de aquella mujer en ninguno de los dos para nuestro próximo reencuentro.
Dorcas Figueroa

lunes, 15 de julio de 2013

Cinco siglos igual

 

León Gieco es un hombre que admiro muchísimo por todo el compromiso que ha mostrado desde siempre. Con sus canciones como Solo le pido a Dios, Como la cigarra, La Memoria, entre muchas otras, siempre ha reivindicado su compromiso social. Una  noche escuche esta canción que se llama: Cinco siglos igual. Era hermosa pero al mismo tiempo muy nostálgica cuando se comprende todo el peso que tiene su letra. Yo solo quiero pensar que la historia no se ha caído y que aun se puede hacer algo por cambiar.
Dorcas Figueroa

domingo, 14 de julio de 2013

Adyel Amat: Más allá del lente

Alguna vez me pregunte como era posible que existieran personas que obstinadamente pensaran que hacer teatro no cuesta trabajo. La respuesta más acertada a esta gran interrogante lo es sin duda alguna, que el espectador solo disfruta de la función. Un día durante un ensayo de La Casa de Bernarda Alba sin horario de salida, en las patas del escenario se escuchaba muy a lo lejos el sonido repetido de una cámara. Durante varios días de ensayo, el sonido era más constante. Una tarde llegando para un ensayo se encontraba Adyel Amat con una computadora en los camerinos, tenía una sonrisa emprendedora y de su boca salió: “¡Tengo una fotos del ensayo!”.  Era verdaderamente una maravilla, el lente de su cámara había capturado en esencia lo que fue todo el trabajo de una producción complicadísima dirigida por la actriz y directora de teatro Johanna Ferrán. Así mismo fue dándose con cada una de las producciones. Era impresionante, pero sobre todo mágico.

Ensayos: La Casa de Bernarda Alba
Direccion: Johanna Ferran

 
Ensayo General: Noches de Cabaret
Direccion: Johanna Ferran
 
   
   Ensayo: Bodas de Sangre....  Direccion: Johanna Ferran

Mi sorpresa llegó cuando vi una página que se llama: Adyel Amat Photography en la red social de facebook. Ya Adyel pasó a ser no tan solo el actor, el director, el maestro de teatro e improvisación, sino que también se convirtió en el fotógrafo que captura cada momento que por más sencillo que parezca es inolvidable. A veces nos olvidamos de que la vida por más dura que sea también tiene su encanto y belleza y no importando qué, esta es la vida que nos tocó vivir.  No se ustedes pero yo creo fervientemente que no todo se borra y la fotografía es un medio de preservar la historia de un pueblo, porque los pequeños detalles también forman parte de lo que somos.
Para ver mas Fotografias: Adyel Amat Photography
 
¡Gracias Adyel por compartir tu arte!
 
Dorcas Figueroa
 

 

 





 
 
 

viernes, 12 de julio de 2013

Ana Belen: Sonrisa que Deslumbra

Ana Belen en La Casa de Bernarda Alba

Por primera vez tuve un acercamiento a Ana Belén cuando era muy pequeña. Vi una película española en la que ella era Adela en el filme de La Casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca por Mario Camus. Para mí fue impresionante porque de todos los personajes dentro de la pieza Adela no me gustaba, prefería por encima de ella al personaje de Martirio o a la Poncia. Para mi deleite, esta otra dimensión de Adela me fascinó y fue entonces que dije: “¿¡Pero y esta actriz quién es!? ¡Que mirar profundo y sonrisa deslumbrante!” La respuesta inmediata fue Ana Belén. Quede impresionada y ese nombre daba vueltas en mi cabeza pero a fin de cuentas era una niña y todo acabó ahí.


Johanna Ferran dirigiendonos foto de Adyel Amat
Comencé a estudiar teatro con grandes artistas de Puerto Rico y volví a ver una puesta de La Casa de Bernarda Alba en un montaje de Johanna Ferrán. Desde el primer momento en el que mi madre me regalo el libro para una navidad, vi la película pero sobre todas las cosas me estudie a Lorca yo sabía que quería hacer teatro. No importaba como fuera, pero tenía que subirme a un escenario y tenía que hacer La Casa de Bernarda Alba. ¡Y así fue! Tenía yo más o menos 15 años cuando por fin pude hacerla dirigida por Johanna Ferrán. La emoción era tanta que no me cabía por dentro. Durante los ensayos escuchaba la música que nos acercaba más a Lorca (eran sus poemas musicalizados), era una música única, una voz impresionante. No sabía quién era, solo sabía que todos detrás de las patas del escenario tarareábamos La tarara,  Los cuatro muleros y el Zorongo Gitano. Una noche salimos muy tarde del teatro y Johanna me llevó a mi casa.  No pude bajarme de su guagua sin preguntar de quien era la voz que sonaba en esa música que nos dejaba anonadados y que la escuchamos para el trabajo de mesa. Ella se detuvo y contestó: “Dorcas es  Ana Belén.” Esa fue mi gran sorpresa. Una sonrisa inmediata se formó en mis labios, me despedí  y baje de la guagua. No hice más que llegar a mi casa, salude a todos los que me esperaban despiertos y  me encerré en mi cuarto a seguir estudiando mi personaje. No resistí la tentación y enseguida de terminar (porque hay que tener disciplina actoral ante todo), encendí la computadora y busque todo sobre Ana Belén. Esa noche vi cantidad de videos, entrevistas, canciones y en fin, vi otra puerta hacia el arte que amaba representar sobre un escenario. Un arte con un conocimiento más extenso y con una verdadera libertad.
Ana Belen en concierto
A partir de ese momento se abrió otro mundo y el horizonte ya no tenía fin. Las ideas comenzaron a surgir, comencé a escribir teatro para la comunidad y a dirigir. Hoy por hoy una mirada intensa y una sonrisa deslumbrante (que vi de muy niña, y hoy con 19 años) y con muchos cómplices a mi alrededor he aprendido que siempre ser diferente es lo que vale y al final del camino esos amigos leales siempre estarán para apoyarte en tus locuras y proyectos. Yo solo tengo una certeza, me moriré haciendo teatro y dando mi vida por y para el arte.
Presentacion de Cajon de Caoba para quien escribo y dirijo en la parte teatral.
 
 Dorcas Figueroa

Dos contra el mundo

Foto: Ana Belen en la Pelicula: La Pasion Turca
Hace algún tiempo acaricie al amor. Un día tocó a mi puerta de una manera inusual. No era algo común lo que sucedió, ni cómo llegó.  Cada circunstancia era tan anormal como fascinante que produjo en mí un sentimiento tumultuoso. Al principio me produjo felicidad inalcanzable pero después todo se volvió pesado. ¿Cuál puede ser el motivo para que las cosas cambien? Nos dispusimos a conversar y en una larga platica, me comentó sus razones. Yo en ese momento aunque entendí las razones no comprendí el porqué no continuar. La respuesta era sencilla: Simplemente somos dos contra el resto de la humanidad. Y así como si nada, desapareció de la peor manera para nunca jamás exponer el corazón.
Dorcas Figueroa

jueves, 11 de julio de 2013

Esperando la Primavera

En alguna ocasión me dijeron que padecía de HISPANOFILIA. Tal vez parece que añoro cosas que no he visto en mi tierra, pero aun así mi corazón palpita por el simple hecho de ver la transformación más grande que puede tener un país. Rápidamente me transporte a la escuela superior donde estudie a Antonio S. Pedreira, en especial en un ensayo que se llama: Intermezzo, Una Nave al Garete, dentro de su obra ensayística llamada Insularismo. La primera vez que lo leí pensé en que este hombre comprendía lo que había dentro de mi cabeza y me dispuse a buscar su biografía y donde lo podía encontrar. Para mi sorpresa estaba muerto.  Fue triste saberlo, pero más triste es saber que no hemos cambiado nada, que somos una nave al garete que no posee ni timón y tampoco timonel que lo dirija hacia un punto fijo. 
 
Hoy por hoy tenemos los adelantos más grandes que pueden existir y la gente se vuelve más desprendida y más torpe e insensible (por no decirle ineptos o brutos). Pedreira decía: “…si es verdad que tenemos más escuelas y mas centrales y mas oficios y más de todo, no es menos verdad que también hemos aumentado fabulosamente el número de quiebras, de suicidas, de locos, de criminales, de tuberculosos, de fraudes, de peones y en general de infelices”.
A mí solo me queda trabajar por alcanzar la primavera que no ha llegado aun, porque estamos en un invierno perpetuo que quiere apagar cada llama avivada de conocimiento y de sensibilidad que aún queda y mientras esa personas quedemos no solo en este pedacito de tierra sino en el mundo entero no naufragaremos del todo como piensan los conformistas que tampoco hacen nada por cambiarlo.
Dorcas Figueroa
 

martes, 9 de julio de 2013

Despertar

Anoche curiosamente llegaron a mi casa dos jóvenes de no más de 17 años aproximadamente pidiéndome ayuda para completar un examen para completar el cuarto año. Era de la historia de mi país.  Yo me entusiasme muchísimo, pero luego pensé: “   Claro, lo hacen por obligación”. ¿Por qué no leer los libros que proveen toda esa información? ¿Por qué no empaparse (con tantos adelantos que existen) de una historia fundamental para la formación de criterios? Les hice esas preguntas luego de pensarlo. Su respuesta fue sencilla: “En mi casa no hay esas herramientas, no tenemos libros y por eso venimos a tu casa. Claro que si no nos quiere contestar el examen entendemos, pero si nos prestarás lo libros para poder contestarlo.” Opte obviamente por la segunda opción (no era mi trabajo, ni obligación contestar un examen sin que ellas sacaran nada de el). Paso una hora, una hora y media. Se hacía cada vez más tarde y no acababan de leer, yo les hice un chocolate caliente, la noche iba para largo pero afortunadamente eran vecinas. Luego de que comenzaron a contestar se envolvieron en una conversación interesantemente partidista, pero al mismo tiempo vacía. Eran el reflejo de la mentalidad actual de la sociedad de nuestro país. Me pidieron el favor de corregirlo y de esa manera me incorporaron en la conversación. Yo entonces con mucho gusto acepté porque ya habían pasado el trabajo necesario de leer (que a mi opinión no debería de ser un trabajo sino un placer). Cuando comencé a hablarles del trasfondo histórico de sucesos anteriores a las respuestas de su examen vieron un poco de luz y comenzaron a sentar cabeza.  Comenzaron las grandes interrogantes y ya dejé de hablar yo. Ahora hablábamos todas de acuerdo a las concepciones individuales.
 
Tocamos los temas desde la Revolución Atlántica, la Guerra Hispanoamérica, la Invasión Norteamericana, el Desarrollo de los  Partidos Políticos, La Gran Depresión, el Estado Libre Asociado, las Deudas presupuestarias del país, entre otros…. La última pregunta del examen decía: ¿Crees que todos los sucesos de las respuestas anteriores se reflejan hoy en día? La joven de quien era el examen (porque la otra era su amiguita quien la estaba ayudando) me dijo que ya estaba preparada para contestar esa última pregunta. Su repuesta fue la siguiente: “Todos los sucesos pasados se reflejan en nuestro diario vivir y la gente parece que no le importa o no quieren sentar cabeza".  Me fascinó su repuesta corta y precisa, de la cual no me enorgullezco, porque me gustaría que la realidad fuera diferente.  Pero lo que me maravilló fue el hecho de ver que al sembrar un poquito de curiosidad, esa joven miró su historia desde una perspectiva crítica y no solamente como una repetición continúa de una fusión de razas de donde parte nuestra confusión como dice Antonio S. Pedreira.
 
Hoy tenemos otra cita.
Dorcas Figueroa

Libertad Sin Galope

Sencillamente hablar de arte, nos da la libertad suficiente para crear y para volar. Lamentablemente nos quieren cortar las alas por todos lados...  Todos y aun los artistas mantenemos una libertad sin galope, pero con los brazos abiertos a esperar que algun dia esa percepcion cambie. Mientras tanto que nos queda... pues seguir trabajando sin contaminarnos con esa plaga exterminadora que consume a la sociedad que dia a dia se empobrece y no se queja.

 

A mi no me queda mas que decir que: YO SI CREO QUE EL ARTE PUEDE CAMBIAR EL MUNDO y si no lo logramos, espero que el mundo no me cambie.
 
Dorcas Figueroa