jueves, 27 de noviembre de 2014

Quizás mañana

Noches largas, esperas eternas por algo que nunca llega. Bueno, a decir verdad por algo que… que… nunca llegará, porque evidentemente todo mi mundo genial y fantástico ocurre en un solo lugar, en mi cabeza, y lo anhela fervientemente mi corazón.  Es idiota, estúpido, tonto, todo lo que yo misma me digo y sin embargo mil veces lo repito. Hago pedacitos a mi corazón cada vez que lo estrujo y lo golpeo contra algo que sé que tarde o temprano me hará daño.
Por un instante tendida sobre mi cama, cierro mis ojos, los abro y no pasó nada. Vuelvo y los cierro e intento no abrirlos para que ocurra todo lo que se desvanece en un momento al reanudar la acción de abrirlos. Nada existe y la nada se convierte en el todo.
Los pensamientos vuelan, la musa se prende solo como manera de desahogo que al final termino rompiendo para que nadie se entere de lo que siento porque aunque lo combino con cosas fantásticas, mi sentir esta en cada una de la líneas representadas en el pedazo de papel.  Es una auto ficción lo que vive en mi cabeza, lo que siente mi corazón y lo que escribo continuamente cuando en este plan me pongo todas las noches que decido esperar algo que jamás llegará.
Sin embargo son las palabras las que si llegan aunque no pasen nada más de ser simples letras escritas en un papel en blanco. Un papel tiznado con el dulce y a la vez amargo sabor de mi locura que vive en mi mente y en mi corazón.  Son tus ojos los que perciben todo lo que no quiero decir o lo que simplemente no existe pero lo interpretas a tu modo, sabiendo que detrás de cada oración existen tres puntos suspensivos dejándote en la memoria el recuerdo de un momento que no sucederá dos veces porque nunca paso una primera.
Sigo esperando, todavía esperando por ver algo imposible pasar. Bueno si puede pasar, quizás mañana.